Cansei de ser sexy indie gore or what?
Por qué mientras más cosas tengo que hacer más me paso haciendo las que no tengo?
lunes, diciembre 18, 2006
Alala
sábado, diciembre 16, 2006
Charly Garcia - Demoliendo Hoteles
A veces me pregunto donde está el límite de la locura. En qué minuto dejamos de ser personas normales y traspasamos los límites de la razón. Hay algunos que siempre están bordeando esos límites hasta que, finalmente, los traspasan. Ese es el peligro de los que viven sin estructuras, para ser libres; para crear. De los que pasan el tiempo demoliendo hoteles, como torres que caen y dejan salir al loco. Por estos días, Charly, el loco, me acompaña. Siempre un clásico.
domingo, diciembre 10, 2006
Chile
miércoles, diciembre 06, 2006
La música, el corazón y la palabra
lunes, noviembre 27, 2006
Piedras en el Camino
lunes, noviembre 20, 2006
E.R. (o cuando las pastillas ya no sirven)
miércoles, noviembre 15, 2006
¿Hagamos una fiesta?
miércoles, noviembre 08, 2006
Vuelan las orcas sobre el puente de Brooklyn
miércoles, noviembre 01, 2006
Un resumen visual de los últimos días
Estar en Vermont era como estar en la mitad de un puzzle de esos de cinco mil piezas y con paisajes bucólicos. Pasamos mucho tiempo en aeropuertos. En tránsito. Supongo que nunca voy a dejar de estarlo. NY con mi madre. Yo y madre en Little Italy. Se extraña a María Isabel y sus boinas. Nadie más fashion. Es como Jackie Kennedy en chilean.
Mucho trabajo en la u. Papers, lecturas, tareas. A veces solo quiero escribir poemas y salir a bailar. Encontrarme con los viejos amigos. Los extraño a todos. Empieza a hacer frío y pienso en Chile. Bueno, también en Brasil. Pero sobre todo en Chile. En comer algo rico. La comida es deficiente aquí. No dan ganas de comer. Lo que tampoco es tan malo. Creo que ayer me reconcilié un poco con los gringos. Después del shock cultural, ayer me empezaron a caer mejor. En Halloween. Tooodos disfrazados. Había un carnaval, Kiss pasó al lado mío. Simmons y Stanley a dos metros. Lamento no tener buenas fotos de eso. Es que quedé loca y me puse nerviosa y obviamente la cámara disparó para cualquier parte. Disfraces, disfraces, disfraces. No sabrán comer ni tomar. Pero les concedo los disfraces.
martes, octubre 10, 2006
X. La Rueda de la Fortuna
Desde hace un tiempo, que tengo esta carta en la cabeza. Quizás porque es una carta que se repetía continuamente en las últimas tiradas de tarot que me hicieron.
Aquí va una interpretación Jodrowskiana que encontré navegando por ahí.
Fin de un ciclo. La rueda universal de las leyes de la naturaleza se ponen en movimiento por la providencia. Necesidad de ayuda exterior. Ciclo de muertes y de renacimiento. Circulación. Alternación. Inmovilidad que aguarda la fuerza que la ponga en movimiento. Circunstancias. Encarnar el espíritu y espiritualizando la materia.
lunes, octubre 02, 2006
"Porque no soy yo la que habla, me he tendido en la colina para que hable el mar"
Su libro es uno de mis favoritos. Uno de los pocos, poquísimos que traje conmigo en este viaje. Su poesía me identifica como pocas y su figura siempre me ha atraído de una manera muy especial. Pero hoy la cosa más extraña me ha sucedido.
Hoy es un día importante para mí. Es el primer día en el que estoy definitivamente instalada en Nueva York. Y quizás por eso, por la presión de del último mes y medio y de tener finalmente un espacio de recogimiento, me conecté con una pena de esas que uno intuye como antiguas. Y en mi pena me acordé de Bárbara y, sin saber bien por qué, comencé a buscar en internet algún poema para subir al blog. Entonces me encuentro con que fue hoy, justo hace diez años, el día en que el avión de aeroperú fue a dar al mar. Y entendí un poco más. Y supe que le había escrito un poema sin saberlo.
Poema que incluyo ahora como un homenaje, junto a unos versos de Playas de Fuego.
“Hoy no iremos al mar
De Playas de Fuego
Porque todo lo que se pierde va a dar al mar
me tiendo en el borde
para oír a mis hermanos muertos
Bárbara Délano (1961-1996)
lunes, septiembre 25, 2006
Mi lugar en el Mundo
Sigo en tránsito y ahora pareciera como si de esto se tratara la vida. Dicen que acá uno nunca deja de estar de paso y lo creo. No sé si llegue algún día en el que haga de este es mi lugar en el mundo, pero creo que más bien tiene que ver con encontrarlo dentro de mí. El lugar en el mundo creo es, la estabilidad y seguridad que nos dan las cosas que nos rodean. Todo lo que nos constituye y se siente conocido. Supongo que cuando nos desprendemos de todo eso y quedamos solos en la mitad de un lo desconocido, tenemos que aprender a encontar lo conocido en nosotros mismos.
Antes de venirme soñé una o más veces con ratas. Uno de mis miedos más concretos a Nueva York eran las ratas. Sabía que estaban por todas partes. Pero esos sueños simbolizaban miedos internos. Hay miedos conocidos y miedos desconocidos. Creo que las ratas eran miedos del segundo tipo. Pero así como cuando chica le tenía pánico a la oscuridad y por mucho, mucho tiempo me levanté por las noches a decirle a mis papás que tenía miedo, en algún minuto aprendí que tras lo oscuro no había nada que temer. El mounstro nunca apareció. Supongo que ahora tampoco hay mounstro, no hay rata gigante. Pero siento como si tuviera que ir dando pasos chiquititos y sin meter demasiado ruido por si acaso.
Ahora me estoy quedando en un hotel en Nueva York aprovechando también que está la Karen y que ninguna tenía donde más estar. Pero está bien. Será mi hogar por una corta temporada. Nuestra pieza es celeste con rojo y eso ya me es familiar. Es solo que a veces el miedo paraliza y todo me parece ajeno y extraño. Como si todo se nublara y yo dejo de creer.
El fin de semana estuve en un tempo budisita. Ahí estaba escrita la historia del Budha con imágenes, igual como el vía crucis en las iglesias católicas. Al final los dos, Budha y Cristo, deben vivir pruebas de fe. En Dios, en la vida, en ellos mismos. Y supongo que eso es gran parte de lo que vine a buscar.
viernes, septiembre 08, 2006
Los Hilos Invisibles
Estoy caminando por el borde del mar. Siempre he caminado cerca del mar o hacia él. A veces está calmo, otras siento que me ahogo. En mi camino todo es azul, a veces verde. De pronto hay huecos en la mitad del océano y caigo. Los huecos son invisibles, por eso caigo. Después entiendo porqué están en esa parte del camino.
Porqué nos encontramos con personas que nos están esperando después de la caída. Es como Alicia en el País de las Maravillas.
Las circunstancias que me trajeron a este lugar de Jersey fueron en su momento, solo eso, circunstancias. Luego con la Maca descubrimos lo que había más allá. Los hilos invisibles que todo lo conducen. Que nuestras abuelas fueron grandes amigas y que el día que murió la Carmen del Pilar, mi abuela estaba en la casa de su abuela. Que a la misma hora en que ella se ahogó, se cortó la luz de la casa. Y luego el teléfono anunciando la tragedia.
A veces la caída duele.
A veces todo se oscurece y no logro ver los hilos invisibles.
A veces caigo en huecos donde quiero quedarme, pero el agua entra por todas partes,
viernes, septiembre 01, 2006
There is Always Sunshine Above the Great Sky
No, esto no ha sido como Sex and the City. Esto parece más bien una peli de David Lynch cruzada con una novela de Capote. Digamos Moolholand Drive y A Sangre Fría. No es el mejor panorama, pero es lo que se me viene a la cabeza cuando trato de visualizar la última semana.
Por razones ajenas a mi voluntad, estuve viviendo algunos días en una casa típica de un suburbio americano, con perro, gato y una televisión inmensa. Todo parecía perfecto, pero perfecto para que entre alguno de los asesinos en serie, de esos que habitan sólo en este país.
Los viajes de Nueva York a Jersey haciendose cada día más agotadores.
Las luces desde la ventana del tren.
Lynch y Capote en un suburbio norteamericano.
Nueva York. Fito Páez. Ciudad de pobres corazones. Dos semanas buscando un lugar donde vivir, los cheques de mi nueva cuenta corriente perdidos y la burocracia de la universidad aún peor para extranjeros.
Siempre he tenido fe en que las cosas fluyen y cuando no, conozco el tiempo que toma para que se restablezcan y vuelvan a fluir. Ahora parece que los tiempos han cambiado. Además de que acá la hora pasa más rápido, pareciera que para redireccionar las cosas hay que poner todas las energías en eso. No sé si me explico. Antes sentía que las cosas fluían de una manera porque así tenía que ser y las energías se movían por fuerzas externas a mi voluntad. Ahora mi voluntad tiene que mover gran parte de las energías. Aunque no me queden. Aunque ya no quiera ver más caras de gringos diciendo "nice to meet you", cuando en el fondo sabes que están pensando "no viviría con una sudaca nica". Ser indio pero no tonto.
Luego el metro de nuevo. Wenders y "Las Alas del Deseo". Me dan ganas de recostarme en las piernas del ángel que supongo tengo al lado, me dan ganas de hablarle y de llorar. Aquí no está esa persona que te diga "tú tranquila, yo me encargo". La gente es amable, pero con un límite. Nadie que esté a más de 100 km se va a hacer cargo. Y supongo que eso también es parte de hacerse grande, aunque a veces tengo la misma sensación de cuando me perdía en el supermercado y quería que mi papá me viniera a buscar. Es como si estuviera en un barco en medio de una tormenta en medio del oceáno y yo tuviera que manejar el barco para no naufragar. Es como hacer un gallito con la estatua de la libertad y quebrarle la muñeca.
Como Rorro dice que David Sylvian dice "there is always sunshine above the great sky".
Mi amigo Zebra me contactó con su amigo Nutria, que hace un par de años vive en NY. Quedamos con Nutria para ir a la fiesta de una radio en el Village. Después de unas pizzas y cervezas gratis caímos en cuenta que Nutria conocía a Chicho, con quien nos juntamos al rato. Entonces apareció el Oveja. Amigo de los bachitiempos. Fue Oveja el que me contactó con la que se supone será mi roomate a partir de Octubre. Una chica chilena que va a compartir conmigo su departamento en el East Village.
Ahora veo como las cosas empezaron a fluir a partir de esa noche en Tompkins Square, cuando las ratas jugaban a las escondidas y la pequeña comunidad de chilenos en NY estaba vuelta un zoológico.
Que vivan los animales entonces.
martes, agosto 22, 2006
Jersey Girl
Ahora estoy en New Jersey, también conocido como Garden State. Por eso el nombre de la película, que en Chile la dieron como "Tiempo de volver". Buena película. Buena banda sonora. En la foto no estoy en Jersey, sino en Las Cruces, pero representa la sensación que tengo en este momento.
New Jersey es un estado distinto a Nueva York, yo me quedo en un pueblo llamado New Brunswick, a una hora de NY. Este es el típico suburbio americano y la verdad es que me angustia un poco darme cuenta de eso. En el super o en la calle, ahí queda en evidencia la verdad de US. La gente obesa, las casitas tipo el joven manos de tijeras; tal como en los documentales de Michael Moore. Lo bonito es que hay ciervos, ardillas y luciernagas. New York es distinto, de otra manera creo que no lo podría soportar.
En Nueva York todo el mundo se mueve a pie. Ahí se entiende esa definición de ciudad de no recuerdo que escritor, que decía "la ciudad es un punto de encuentro entre diversos" o algo así. Bueno, NY es multicultural, eso no es nada nuevo, pero queda claro con tan solo ver los restoranes. Me parece una ciudad muy amable, por lo menos hasta el momento. Aún no percibo esa sensación de sentirme sobrepasada que tanto me advirtieron, sino todo lo contrario. De todas formas he estado muy poco para hacerme un juicio al respecto. Espero encontrar algún lugar pronto para vivir.
Por el momento estoy como Tom Waits, crossing the river to the jersey side. I am a Jersey Girl. Pero supongo que esa es otra historia.
domingo, agosto 20, 2006
New York
Llegué. Finalmente ya estoy acá. Lo extraño es que todo parece familiar. Ayer fue mi primer día en NY y lo recorrí por horas. Manhattan principalmente. En la foto estoy en el Central Park. Ya tengo celular, aunque aún no está activado pero el aparato lo tengo. Es blanco con negro, parece como un soldado del ejercito de Darth Vader. No es muy fashion pero era el más barato. Me tengo que acostumbrar al nuevo status de estudiante, pero vaya que me costó elegir el más barato y no el que costaba setenta dólares y era negro y tenía cámara digital. Mhhh..anoche estuve pensando en ir a la tienda y cambiarlo. Bueno, los que me conocen saben a lo que me refiero.
El Nico ha sido un ángel, me ha paseado por todas partes, me ha ayudado en todo, así que no me he sentido para nada desamparada, aunque las cosas hayan cambiado un poco. Al parecer ya no tengo roomate. Con Sebastián decidimos buscar por separado porque así es más fácil encontrar algo como lo que estamos buscando (un buen sitio en un barrio agradable). Hoy envié muchísimos mails a las ofertas de roomates que aparecían en craigslist y aún no me ha contestado nadie. Creo que quizás no fue tan buena idea poner que era chilena. Lo latino no digamos que la lleva por acá. Para la próxima me voy a vender mejor. Eso se supone que es algo que sé hacer.
Hasta el momento anda todo bien, nada inesperado. Me siento tranquila que es lo importante y eso se lo debo a la gente que me ha ayudado. Por las noches siento más los miedos y fragilidades. En el sueño aparecen. Siempre con el mar. Supongo que la diferencia ahora es que ya aprendí a nadar.
martes, agosto 15, 2006
Miami
Una pieza de hotel en medio de una ciudad sin calles, solo autopistas. Por aquí nadie camina, no hay gente, no hay veredas. Hay mansiones de gente famosa donde no habita nadie. Hay buenos autos en todas las esquinas, pero nadie en ellas. Palmeras por todas partes. Luces de neón; más autopistas. Esta es la anticiudad. No hay puntos de encuentro, solo estructuras de grandes dimensiones. No como en mi habitación. Yo, un par de maletas semi abiertas, mi notebook y Antony and the Johnsons. Todos, aún en tránsito.
domingo, julio 02, 2006
Y ya casi amanece
El otro día fui al lanzamiento del último libro de Zurita. Tuve la sensación de que en ese lugar había gente que probablemente no volvería a ver en años. Sentí al tiempo que me empieza a pisar los talones. Lo implacable de su paso. Sentí esa sensación narcisista de cuando era chica y no entendía como sucedían cosas independientemente de mí.
Supongo que ahora estoy y no estoy. Hay personas que creían ya me había ido. Y todo igual. Claro que no para mí. Para mí es un tránsito, un rito de pasaje, una pequeña muerte. No sé que sucederá después del 14 de agosto. Solo sé que nada de lo que ahora me rodea va a estar cerca. La conciencia terrible del paso del tiempo. Quizás por eso el epígrafe del libro me hizo tanto sentido. Porque ya casi amanece.
miércoles, junio 21, 2006
Stella
Ha muerto Stella Díaz Varín. A Stella la conocí mucho antes de conocerla verdaderamente. La recuerdo de "El Loro de Siete Lenguas", la novela de Jodorowsky que tenía como personaje principal a Stella Díaz Varum (si no me equivoco), quién dominaba a un ejercito de ratas, según recuerdo. Eso fue hace mucho tiempo, y la verdad es que poco importa el personaje de Jodorowsky al lado de la verdadera Stella.
Todos hablaban de su cabellera rojiza y fogosa. Yo siempre la ví con el pelo blanco. De ella me gustaba su rabia. Era una mujer profundamente rabiosa y lo hacía notar.
Mi primer acercamiento a ella fue con la realización del primer ciclo de poesía escrita por mujeres. Queríamos que Stella inaugurara el ciclo con su energía que todo lo llenaba. A través de distintas personas me fui acercando a ella, hasta llegar a su hijo, que era una suerte de manager. Él fue el encargado de transmitirle a Stella la invitación. Hasta el día de la lectura yo no había cruzado ni media palabra con ella. Entonces llegó el día. Y Stella era pura rabia. De nuestro diálogo esa vez, solo recuerdo que, hablando de su hijo, me dijo "Yo odio a ese hueón". Y eso fue dicho con la voz profunda que sólo ella tenía.
lunes, mayo 29, 2006
El refugio de los náufragos
Esto, lo luminoso, lo que acontece de noche, el refugio de los que están bajo tierra. Los ojos de oro, la sangre hirviendo, los tambores, el cuerpo ya no es mío, el cuerpo es de los dioses, alguien baila y se mueve, alguien que es la memoria del invierno. El paraíso de los negros se expande, una larga franja de horizonte sobre nuestras cabezas. Dos lunas, una luna negra que no se ve es una silueta en días de lluvia, el refugio de los náufragos, la sombra de los animales rosados.
viernes, abril 28, 2006
El silencio de las grandes extensiones
Seguimos a los hombres que caminan con paso apresurado. Cruzamos campos, largas extensiones de tierra. El rumor de los hombres en invierno es una selva en días de lluvia. El viudo de ojos claros es el que mejor conoce el camino. El clamor se acrecienta junto a nuestros pasos. El muchacho negro fuma un puro improvisado. El humo va en dirección contraria a la nuestra. Se pierde junto a la sombra de un árbol invisible. Nada interrumpe el silencio de la travesía. Nada, excepto el clamor de los hombres en invierno. Un lugar escondido aparece ante nosotros. Dos gallos ciegos en medio de todo. Dos gallos luchando ante la mirada expectante de los hombres. Es el fin de la pelea. Unos aplauden. Otros abandonan silenciosamente el lugar hacia los campos infinitos. El muchacho negro ofrece ron. Los hombres beben con nerviosismo. Un animal en el centro. Lleva espuelas y tiene la sangre hirviendo. Un animal que escurre sangre por las noches. Un gallo ciego que es la memoria de los caminos. El silencio de las grandes extensiones.
martes, marzo 28, 2006
10 de Julio Huamachuco
Éste es el lugar de los espejos. Los hay de todos los tamaños, formas y estilos. Los venden en las esquinas, hombres, reflejos de hombres, sombras que se reflejan en los espejos. Tras cada uno de ellos hay una historia sin contar. Una historia que se insinúa en los espejos, en las miradas que dan los hombres ocultos detrás de una imagen.
La condena que pronuncian los espejos de 10 de julio es estar preso en la esquina de la rabia, en una ciudad que tiene rabia por todos lados. Es tener que ser el bad guy de la historia y vivir en una batalla: 10 de julio, Huamachuco.
lunes, marzo 20, 2006
Smoke
Alguien fuma mientras se mira al espejo por las mañanas. Fuma y ve como el humo se proyecta en cada bocanada. Luego se desviste. No fumar es como estar desnudo, piensa. No fumar es como esos carteles luminosos en medio de una carretera vacía. Una habitación de motel típica de cualquier road movie, o ni siquiera, una habitación de motel nada más, en cualquier película, de cualquier género.
Tiene los dedos amarillos, los dientes amarillos; una mirada tísica. Tiene la sensación de que va a morir en cualquier momento, por eso fuma y no le importa. Por eso bebe y no le importa. Por eso tampoco duerme, porque de la vida, lo único que disfruta, es cuando las luces de la ciudad se encienden sobre su cabeza y el frío le congela las manos, las orejas y la punta de la nariz. Entonces sube la solapa de su chaqueta, pone las manos en los bolsillos y un cigarrillo de tabaco negro entre los labios. Porque cuando anochece y hace frío, no le gusta caminar desnudo por la ciudad.
domingo, marzo 19, 2006
Shampoo
Ella lleva tijeras por manos. Usa delantal y a veces duerme de pie y sin darse cuenta, cuando la clientela está baja y la teleserie brasilera ya terminó. Entonces, las otras chicas aprovechan de limarse las uñas o conversar entre ellas acerca de los productos que mejoran el brillo del cabello. Su escenografía es rosa, rodeada de revistas con famosos en fotos de colores y títulos controversiales. Todo sucede en 50 metros cuadrados. Todo menos aquello que alcanza a ver desde la puerta de vidrio: el pulso de una ciudad que que mira sin poder tocar.
lunes, marzo 13, 2006
Agrado
Llovía. La lluvia caía fuerte sobre el barrio alto de Lisboa. Caminábamos por calles repletas de gente. Muchachos conversando animadamente dentro y fuera de los bares.
Al doblar la esquina de la rua, nos topamos con un grupo de muchachas, todas guapas, frente a las cuales mi acompañante musitó unas improvisadas palabras en portugués. Ante la inesperada iniciativa, no pude menos que sonreír con cara de hacer amigos (en este caso amigas), aunque fuera solo por esa noche.
Las chicas bebían y en un gesto de confianza universal, nos invitaron a tomar de un licor aún embotellado. Entre risas misteriosas y palabras un tanto desconocidas, dimos inicio al segundo gesto comunicativo de la noche. En una ronda que comenzó por ellas, una a una de las siete muchachas fue diciendo su nombre de pila para coronarlo con un “Agrado”. Así, teníamos ante nosotros a “María Agrado”, “Joanna Agrado”, “Denisse Agrado” y un par de nombres que ya no recuerdo. Para no quedar fuera del simpático juego, me coroné a mi misma como “Carmen, Carmen Agrado”, ante la risa empática de mis ya nuevas amigas. Hasta ese minuto ninguno de nosotros caía en cuenta del no muy delicado guiño que las chicas hacían a la memorable “Agrado”, de la entonces recientemente estrenada película de Almodóvar, “Todo Sobre mi Madre”.
Luego de nuestras ilustres presentaciones, las muchachas nos llevaron por los rincones del viejo barrio, no sin prescindir del desconocido licor que animaba la conversación.
En un minuto de confianza, mi compañero me confiesa: “me gustan todas”. Un problema para él. Tener que decidir entre siete no iba a ser fácil considerando que el reloj avanzaba con prontitud y que las siete chicas destacaban por tener estilos claramente distintos.
Sin mucho preámbulo, fuimos invitados por la comisión portuguesa a bailar a una conocida discoteque del barrio. Nosotros, como buenos representantes de nuestro país, no dudamos en mostrar con orgullo nuestros célebres bailes nacionales.
Una vez dentro del recinto, María, la chica intelectual, me dice con sorpresa “vouce e moito bonita, tudos los hombres te miran”. “Gracias, gracias”, le digo a María y comienzo a buscar las miradas de mis nuevos admiradores, miradas que, claro está, no encontré por ninguna parte. Instalados ya en la esquina que sería el centro de operaciones del grupo, fuimos, yo y María en una misión femenina al baño. Una vez ahí y empinándonos sobre la botella del desconocido licor, María me confesó que ella cantaba fados y yo por supuesto, le pedí que entonará improvisadamente uno. Finalizada su performance, la que aplaudí con ganas, y movilizada por el alcohol, le confesé mi veta literaria, ante la cual me animó a declamar alguno de mis versos.
La pista de baile era más o menos igual a cualquier disco electrónica de Chile, exceptuando el pequeño detalle que yo y mi acompañante habíamos ignorado durante toda la noche. En la pista abundaban las parejas, pero casi siempre eran personas del mismo sexo las que compartían el baile. Muchos chicos con chicos y chicas con chicas. Recién caía en cuenta de esto, cuando él, con ánimo vencido, me informa que definitivamente no es el centro de conquistas de la noche. En ese instante decido dar una mirada de control sobre nuestras amigas, las que me sonríen al unísono con la mirada del gato sobre la presa.
jueves, enero 26, 2006
Walking on the Moon
sábado, enero 21, 2006
Help the aged
He observado a los viejos. Los veo pasear por mi barrio, casi siempre solos, caminan como trayendo un secreto en la memoria.
Tienen la mirada de la resignación, de haber dejado de luchar contra sí mismos; desapegados de todo, menos de un par de recuerdos que guardan en alguna cajita de lata. Tienen una energía amarilla que es un viaje en el tiempo, que distingue aquello que verdaderamente importa.
Me gustaría poder compartir ese secreto, sentarme a contemplar el paso del tiempo y los pájaros que de vez en cuando cruzan por algún lugar de la tarde.
domingo, enero 08, 2006
Durante mi estadía en La Habana me sorprendí mucho con los cubanos, todos parecían personajes literarios, como una novela de Cabrera Infante. Alojábamos en el departamento de un ex escolta de Raúl Castro, Wilmer, quién vivía allí con su mujer Belena. Bellos nombres los cubanos. Wilmer y Belena nos arrendaban su pieza, que tenía aire acondicionado y una que otra cucaracha. Por la ventana, se escuchaba todas las mañanas la escandalosa despedida que la vecina daba a sus amantes; generalmente policías.
Había una chica ahí, de unos doce años, que quería ser bailarina del Tropicana, y cada vez que nos visitaba movía sus caderas desaforadamente para mostrarnos su destreza en el baile. Estuvimos el tiempo suficiente para conocer los secretos de la mayoría de quienes allí vivían.
En los árboles que rodeaban al edificio habitaban cientos de murciélagos, que observaban desde la oscuridad como testigos silenciosos de todo. Había material suficiente para una novela, tomé notas con la intención de algún día escribirla. Creo que perdí ese cuaderno.
Lo que sucede entre mis vecinos de ahora tampoco deja de sorprenderme. Por algún extraño motivo, cada vez que me encuentro con uno me cuenta nuevos secretos. Lo mismo que el conserje, que es como Woody Allen pero cojo.
Hace algunos meses atrás, llegaba a mi departamento cuando vi a todos los vecinos afuera, era de madrugada y estaba la policía. Habían vuelto a romper las ruedas de los autos y uno que otro vidrio. Esto había sucedido con anterioridad. La diferencia fue que ahora J avisó a los demás y todos se juntaron en su departamento a hacer la denuncia. En un minuto J desapareció y fue sorprendido rompiendo los neumáticos de los policías.
En otro de mis encuentros de pasillo con mis vecinos, supe que un chico gay (que es la pareja de J, el hombre de los neumáticos) atendía a sus clientes sexuales en el departamento. Se estaba evaluando la posibilidad de comprar un farol rojo para la entrada. Finalmente se decidió comprar una luz con sensor y una cámara de seguridad que registra imágenes que nadie ve, excepto los tres gatos famélicos de la entrada, que conocen los secretos de todos. Ellos si que podrían escribir una novela.