jueves, enero 25, 2007

Cobijo


Ya estoy de vuelta. Es extraño como los viajes marcan el paso del tiempo. Un antes y un después. Quizás por eso me gustan. Son algo hacia lo que nos podemos proyectar y después podemos recordar. Chile estuvo muy bien. Muy distinto a lo que esperaba, pero fue lindo; mejor incluso. Me traje muchas cosas de vuelta que me hacen sentir bien y eso me pone contenta.
Aquí hace un frío tan heavy que da risa. Sobre todo cuando viene el viento y congela cualquier parte del cuerpo que este al descubierto, bueno, en verdad eso no me da tanta risa. Incluso ha nevado, una nieve super delgada y que cae diagonal, como de utilería. Es mejor cuando nieva porque sino el frío llega a los huesos. Pero bien, yo tengo mi cobijo. Y ahora que tengo un altarcito está todavía más lindo (es la mesita que se ve a la izquierda). Y bueno, a la derecha, Bimba, la gata miniatura.
Supongo que las piezas hablan mucho de nosotros. La otra noche soñé que mi terapeuta-gurú se iba a la pieza que tenía en la casa de mis papás. La pieza, que era azul, ahora estaba casi entera blanca.
A veces los colores hablan por si solos.